En la yurta

La luz siempre se cuela por la misma rendija y le da en la cara. A Shoko no le gusta despertarse tan pronto pero, con el sol calentándote el rostro, es imposible seguir durmiendo. Hoy, sin falta, arreglará lo de esa rendija. Cuando montaron la yurta no fijaron bien esa manta y ha dejado esa hueco al descubierto como despertador inoportuno.
Shoko vive en una yurta. Es la construcción típica de los nómadas mongoles. Circular y, con una estructura de madera, se tapa entera con mantas y telas para servir de refugio a toda la familia durante unos tres o cuatro meses. Después, cambiarán de ubicación y se irán con sus animales a otros pastos mejores. Su yurta es cómoda, suficientemente grande para Shoko, sus padres y sus dos hermanos. Incluso pueden recibir a dos o tres invitados algunas noches. Los pueblos nómadas siempre son generosos con los viajantes y les prestan comida y un lugar donde dormir. Saben que la ruta es difícil por naturaleza y nunca dudarían en ofrecer ayuda a quien la necesitara porque ellos también la recibirían en otros campamentos. En este caso se han juntado hasta diez yurtas. Así, controlan entre todos a los animales, pueden aprovechar mejor la comida y, las mujeres, se ayudan mutuamente en trabajar lana y las cuerdas que luego venden en las ciudades.
Shoko ha decidido levantarse y conseguir algo de leche para él y sus hermanos. Es feliz con su vida, sabe que su familia es afortunada porque tiene ganado y nunca les falta algo que comer. Pero, en el fondo, piensa en la gran ciudad. Con aquellos edificios enormes, con mucha gente por todos lados y con las chicas paseando. A él, le gusta una chica que vive en la yurta de al lado, pero no la dice nada. De momento, son miradas, pero espera que la noche antes de mover el campamento, cuando hagan la fiesta de despedida, pueda acercarse y hablar con ella.
Ahora Shoko, sale de la yurta con el recipiente en la mano. Se frota los ojos mientras estos se acostumbran a la luz que aún no es excesiva pero sí más que suficiente, y busca una cabra dispuesta a facilitarle el desayuno. Están acampados junto al río Buyat Gol y, no muy lejos, se ven las montañas Altai (las montañas de oro). Es un sitio bonito y cercano a la ciudad de Hovd donde tiene compradores de queso, cuerdas y lana. Cuando camina hacia las cabras que ya están hociqueando la hierba, puede ver una ola de polvo a lo lejos. Viene hacia el campamente por el camino pero no puede ser un caballo quien levante esa polvareda tan grande y uniforme. En realidad, son como dos polvaredas.
Al poco, encuentra el motivo de la polvareda. Son dos de esos carros que ve en la ciudad a veces, coches lo llaman. Pero son diferentes a los que ha visto en otras ocasiones. Uno es blanco pero con muchos colores y dibujos. El otro rojo con lineas amarillas y también dibujos y extrañas letras que no identifica. Llevan encima ruedas y cajas como si fueran caballos cargados en el lomo. Pero lo más increíble es la luz. Las luces. Llevan cuatro luces cada uno de los coches y en su interior parece haber dos personas. No sabe si correr a su yurta para que su hermano pueda verlo pero si va, se lo perderá el también.
Shoko está asombrado. Inamovible. Sobretodo cuando el coche rojo baja la velocidad un poco y las personas de dentro sacan los brazos agitándolos como en un saludo para él. Shoko responde al saludo, qué hacer si no... Y se queda mirando las nubes de polvo que se alejan hasta desaparecer.
No sabe muy bien que podía ser eso, pero será su secreto. No lo va a contar porque, en realidad, quién le iba a creer cuando les contara que tenía la sensación de que esos carros sin caballos venían para ayudarle a él y a su familia...
10 comentarios
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CONCHA -
¡¡ANIMO 4 CHICOS BURGALESES!! YA NOS QUEDA MENOS, VOSOTROS
!!!!!!PODEIS!!!!!!
Diana -
Ya saben q los "Y que más" les han tomado ventaja,pero....Aunque el Alambique y el Tizona se resientan SABEMOS Q SON LOS MEJORES!!!
PODEEEEMOOOOSSS!!!
Mery -
Puff... no tengo nada más que añadir, me uno a Diana
David -
Genial tu relato Javier,una vez te has vuelto a superar,fijo que nuestros intrepidos aventureros se cruzan con mas de una yurta y con Shoko también.
No sabemos x donde van pero esq el sr. navento nos tiene contentos,esperemos que caminen juntos los 4 equipos.
De todos modos seguiremos animando y gritando PODEMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Un abrazo para ellos y muchos besos para ellas.
Diana -